Debo asumir que a mí me gusta más preguntar “para qué”, en lugar de “por qué”. Básicamente porque cuando preguntamos “para qué”, ahondamos en
las motivaciones que llevan a una persona a tomar las decisiones que toma, a hacer lo que hace, o dejar de hacer lo que estaba haciendo. Me gusta preguntar “para qué”, en lugar de “por qué”, ya que siento que los “porqués” están más vinculados a
excusas y razones, más que a
intenciones. El “para qué” siempre es la intención, siempre es el propósito.
Entonces, podemos toparnos con una decena de “para qué” la gente se va de las empresas.
Dejamos una empresa para tomar una oportunidad mejor que llega de parte de otra empresa. Analizamos la oferta, ponemos en la balanza factores como equilibrio vida personal - vida laboral, nivel de remuneración, beneficios, cercanía a nuestra casa del lugar de trabajo, el equipo con el que podríamos interactuar, qué posibilidades de desarrollo profesional se ofrecen, (¿me puedo ir a otro país a trabajar con esta empresa?) ¿Me pueden promover? Tengo chances de crecer en seniority? ¿Me queda tela para cortar? ¿O es entrar y morir en ese mismo cargo? ¿Hay desafíos que me motiven, el proyecto me atrae?
Dejamos una empresa para valorar una opción que nos permita, además de trabajar, llevar adelante algún proyecto personal: ¿Mi empleador me banca si además quiero correr una mini start up con mi grupo de amigos? Me da horas libres para poder gestionar un emprendimiento? Me gusta la docencia, ¿puedo tomar horas para ir y dar clases?
Dejamos una empresa para conectar con aquello en lo que realmente somos buenos. A veces por necesidad estamos en un rol, que si bien lo podemos llevar adelante con éxito, no es aquello que nos apasiona. Estamos en el área comercial, vendiendo pero no nos apasiona vender. Y para vender bien te tiene alucinar la venta. Sino, y…te va a costar.
Dejamos una empresa para trabajar en aquella donde se pueda compartir 8 hs de nuestro día con un líder que nos represente, del cual podamos aprender, que nos desafíe como profesionales y personas, sobre todo. Es muy duro trabajar cuando un líder que no te enorgullece.
La gente hoy se acerca a empresas que valoren las personas, su integridad, sus intereses, donde se sientan identificados con valores, formas de vida, para que además de desarrollarse profesionalmente en el rol para el cual fueron contratados, puedan alcanzar metas personales que no todos están dispuestos a relegar.